Otro balance negativo para el sector
Dejamos atrás otro año. Y para estas fechas siempre se nos da por hacer un balance de lo acontecido. Así vamos armando el debe y el haber de nuestra propia contabilidad.
OPINIONES
Gabriel González Martos
10/19/20243 min read


Dejamos atrás otro año. Y para estas fechas siempre se nos da por hacer un balance de lo acontecido. Así vamos armando el debe y el haber de nuestra propia contabilidad.
¿Qué cosas positivas le dejó 2024 al Mutualismo? 2023 cerró con un cúmulo de expectativas e incertidumbres, ante el cambio de gobierno y con él, un giro brusco en la forma de construir poder y hacer política. Sin lugar a dudas, estos hechos se harían sentir en la vida de cada habitante y de las propias entidades. Y así empezamos a andar el año que ahora dejamos atrás.
La inflación, que en los últimos meses comenzó a desacelerarse, fue el virus más grande del cual debimos cuidarnos para que no nos sorprenda con las defensas bajas. De a poco, conocimos las nuevas políticas gobernantes orientadas a liberar y desregular las distintas trabas de cada actividad económica. Pero no se trata de hacer un balance de la gestión de gobierno, sino de ver cómo sus acciones influenciaron en la vida de las Mutuales.
Vayamos al grano. Para aquellas entidades que en los primeros meses lograron mantener un delicado equilibrio económico – financiero, el freno inflacionario les dio un oxigenó importante. Punto a favor.
Siguiendo con la lista, nos está costando encontrar aspectos que sumen en el balance. Aquellas organizaciones que estaban acostumbradas a vivir de la teta del Estado vivieron un año para el olvido. En materia desregulatoria, no hubo beneficio alguno para las Mutuales, por el contrario, se endurecieron muchas de las restricciones ya existentes. ¿Qué pasó? ¿Se olvidó el gobierno de estas entidades? ¿O fue el propio sector el que no supo adaptarse e incluirse en este nuevo formato de gobernar?
El listado de trabas regulatorias que afectan la vida y la prestación de innumerables servicios de las entidades, es cuantioso. Nadie se ocupó de ellas. La Superintendencia de Servicios de Salud ejecutó regulaciones existentes de gobiernos anteriores y dejó a la mayoría del sector brindando prestaciones de manera clandestina para no dejar sin cobertura a sus asociados. Ni hablemos de ANSES que endureció los requisitos de la operatoria de descuento de haberes e impuso la obligatoriedad de contar con pólizas de seguro con mucho olor a negociado personal de sus máximos funcionarios. Sólo dos de los ejemplos más resonantes.
Los tiempos cambiaron. No queremos decir que sean mejores o peores, pero sí distintos. Y el Mutualismo volvió a quedar fuera de agenda, una vez más. No se hizo escuchar a tiempo, no supo exponer sus necesidades frente a un gobierno ávido de sumar ideas y voluntades para construir su propia gestión que, de hecho, comenzaba muy debilitada.
Si bien las organizaciones representativas continúan brindando sus burdas escenas de varieté, las bases creyeron que haciendo más de lo mismo podían obtener distintos resultados. Y en la práctica se vieron las consecuencias.
¿Será tarde para torcer el timón? No lo sabemos pero habrá que intentarlo. 2025 podrá ser diferente o no para las Mutuales si logramos emprender acciones conjuntas en defensa de posicionar al sector dentro de la agenda de los funcionarios. Otro año electoral del cual será responsabilidad propia sacar provecho en beneficio del Movimiento.
Aunque no supimos hacerlo a tiempo, el cambio debe producirse sin más dilaciones.
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